Una costumbre que he arrastrado desde mi infancia hasta la edad adulta es la de leer el periódico. Lenta y parsimoniosamente. Unas secciones con más atención y otras con menos, pero pasando por todas ellas. Desde niño, al llegar a la sección de pasatiempos del periódico, nunca comprendía ese en el que aparecía un minúsculo tablero de ajedrez con las piezas, para mi, descolocadas y con esa frase en la cabecera.
Todavía hace calorcillo y es complicado el que en la sobremesa no se quede uno pensando en sus cosas unos minutos, comprobando como son los párpados por dentro, es decir, una reparadora siesta. Cuando despiertas, algo descentrado, observas en la televisión que una cadena de centros comerciales al comprar el material escolar, uniformes, etcétera te regala el 10 % en corticoides…. hmmm… creo que todavía estaba un poco dormido… Bostezo y estirarse como un gato a media mañana y observas que los diez anuncios posteriores son de colecciones, a mi juicio absurdas: Soldados del siglo XX, coches de rally en miniatura, dedales de porcelana, casas de muñecas… Sí, el otoño ya está aquí de todas todas. «Lo han dicho en la tele», que decía mi abuela como si hubiera venido San Pedro en persona a certificar la autenticidad de cualquier frase que de la pantalla surgiera. Eran otros tiempos o los tiempos siempre son los mismos.
En su buena línea habitual. Fresco y vivaz, con algo de aguja en estos momentos. Notas anisadas, herbáceas, esparraguera y un final ligero de amargor. Ha acompañado una ensalada de patata con pimiento morrón, tomate y caballa marinada, así como unas popietas de gallo al horno con jamón serrano. Buena RCP.
Chuches, sandía, goma Milán de fresa de las de 25 pesetas (¡que no era cualquier cosa!). Redondez absoluta en boca sin mucho a lo que agarrarse dentro de su semidulcez. No es el tipo de rosado que me atrae. Me recuerda, con muy ligera distancia a favor de este, a un Lambrusco sin burbujas. ¿Esto con qué comida va bien? No se me termina de ocurrir.
Recordatorio: ¡Esto te pasa por fijarte sólo en la apariencia!
Caramelos mezclados de limón, miel y hierbas. Notable contenido de azúcar residual y sin tener la más mínima pesadez. La acidez solapada en tercer término, por detrás del azúcar y un agradable amargor. Excelente acompañante de un queso tipo Brie y una ensalada con distintas hojas de lechuga, salmón ahumado y kiwi. Buena RCP.
Compré esta botella mezclando varias intenciones, a saber, completar una caja de seis y que resultó ser de un par de botellas más, probar un rosado que no hubiera probado hasta ahora y que el precio fuera de los de presupuesto bajo.
Con este preámbulo no esperaba gran cosa, de hecho lo abrí convencido de que sería un rosado aburrido de los muchos que pueblan las estanterias de las tiendas. Incluso los primeros sorbos confirmaban este punto, pero… espera un segundo, que igual no es tan aburrido como pensaba. Sí, tiene un poco de fruta roja, otro poco de sandía y lo que de él se espera, pero en boca le acompaña un suave agarre de acidez y amargor que le dota de una inesperada pizca de interés. En una simple cata no habría mucho más, pero esto le da un giro cuando se pone a acompañar comida, como por ejemplo una sencilla ensalada templada (en 10 minutos no doy para más) con mejillones, tomates de rama, espárragos blancos y patata cocida. Vaya, ¡por el precio está muy bien!
Que vino tan agradable. Comienzo un tanto brusco con una madera muy explícita, pero se va yendo en pocos minutos dejando un rastro de pipas de girasol hasta llegar a la fruta de hueso madura. Melocotones, albaricoques, nísperos, ya sabéis. El paso en boca tiene peso y es graso, sin notar la madera lo cual está bien. Un toque de amargor termina por darle el último toque de viveza. Ha estado bien acompañando unos dados de salmón salteado con reducción de cítricos y azafrán.
Vino totalmente correcto. No tiene nada destacable en sentido positivo o negativo, de modo que parece un buen vino de esos de valor seguro. Obviamente por el precio tiene buena RCP.
Poca burbuja y bastante tosca. De inicio olor a lata de anchoas, posteriormente algo de fruta y toques vegetales. Muy corto, pero si no perdemos de vista su precio asumo que es razonable.
No me extraña que este vino no guste a todo el mundo, al fin y al cabo sólo se va a encontrar un vino de 12 grados y poco que transportan fruta roja en licor, un desván cualquier mañana de otoño, hojas caidas y húmedas, un toque de canela, tabaco rubio y un deje ferroso. Largo y con intensa acidez. ¿Con comida? ¡Con comida es muchísimo más que todo eso! Se expresa con formas de binomial. Riiiiiiico.
Nota: La imagen de las piezas de ajedrez proviene de http://fcomnz.files.wordpress.com