Recuerdos de aquella pequeña tienda que estaba justo al otro lado de la calle, tienda en la que a casi cualquier hora podías tocar en la ventana por aquellos limones que se te habían olvidado en la mañana. Abrían temprano aquellas dos hermanas viudas, siempre amables y cariñosas con aquel crío curioso que todo lo preguntaba y se quedaba extrañado ante el universo que allí se vendía. Alimentos e ingredientes que nunca antes había visto y que nunca después volvió a ver.
Recuerdos de sabores intensos. Las primeras huevas, cecina, mojama; secas o con un chorrito de aceite de oliva. Tan intenso, este también, que las huevas decían ay al recibirlo.
¿Qué habrá sido de aquella minúscula cafetería en la que bebiste tus primeros granizados de café? Quizá es mejor no saberlo y dejarlo así, en el recuerdo, como un primer amor. Desde su entrada te hipnotizó el mar por primera vez.
Subes los tres pisos de la casa y uno más, hasta la azotea, donde están las jofainas que esta mañana se dejaron para que el agüa se templara con el sol de la mañana. Ahora ese agüa templada te libera del salitre y de las algas. Sopla el aire, de mar a tierra, de levante, secando la ropa mientras se pierde tu mirada en el mar azul intenso. Mediterráneo.
Ensalada de mar. Ensalada de ti. Con vinagre de arroz y aceite de oliva aliñamos unas algas rehidratadas con el añadido del giro huertano de unos tomates cherry. Mar. Tú.
¿Manzanilla Pasada «Bota Punta» nº 20? El mar mecido se llama así. Es imposible que este vino no guste hasta los límites de la pasión. Corazón parado, alma arrendada y sentir el mar como marino cautivo.
Nota: Imágen de Arrabal Roig proveniente de Alicante Vivo
Como siempre, tus posts son literatura de la buena.
Esa Manzanilla Pasada la probé allá por Mayo en una comida con Samuel Cano & Co. Impresionante complejidad y rotundidad. Imposible que te deje indiferente.
Saludos.
Es un vino que deja absolutamente sin palabras porque faltan para poderla definir. Enorme, profunda, compleja, intensa… Debería ser un vino obligatorio, de los del paso de la mocedaz a la edad adulta, de cuasi-comunión… Gigante.
Saludos.
Sueños…
Acordo con Smiorgan en lo de literatura; de recuerdos con Jose, aunque transpuesto a latitudes nórteñas: de tiempos sín olivas, ni su aceite, ni siquiera guindilla, ajo o espaguettis, pero del lechero, su caballo y carreta clip-clop sobre los adoquines, sí.
¿Manzanilla Pasada «Bota Punta» No. 20? ¡Ojala mañana!
¡’noches!
Pablo
Somos lo que somos por nuestro pasado, de otro modo nos quedariamos en agüita de limón, sin sistema de referencia, pues todo camino tiene un punto inicial cualesquiera que sean sus posteriores vericuetos.
Todos los vinos de la serie «La Bota de» merecen la pena y muchos capítulos aparte. Esta manzanilla pasada es enorme y sin embargo… ¡me gustó más la 10! 🙂
Saludos,
Jose