
Porque entonces cortamos la cebolla en plumas, el ajo menudo y el tomate en dados sin piel ni semillas. Cocinaremos al ritmo en que las cosas suceden; al ritmo en que las historias se cuentan. Cuando estén las verduras blanditas, rehogadas, añadimos un puñado de alcaparras, una poco de orégano, aceitunas verdes y negras a las que les habremos quitado el hueso machacándolas ligeramente. No nos valen esas aceitunas que venden sin hueso, sin sabor y sin alma.
Seguimos rehogando a ritmo. El modo en que huele responde otros cuántos porqués. En los últimos instantes ponemos la plancha y marcamos los lomos de lubina por el lado de la piel. Que coja color, que tengan huella. Entonces la ponemos sobre las verduras rehogadas por el lado contrario a la piel. En poco menos de tres canciones ya estará terminado el plato. Al primer bocado, y al primer sorbo, surgirán más preguntas; más respuestas.
… lo dejo todo.
Nota: Fotografía proveniente del foro foro.meteored.com y posteada por el forero Xabi
Qué grande eres Jose.
La única pega de tus post… su poca frecuencia.
Saludos!
Buff… abulto más bien poca cosa, no creas 😉
¡Ay la frecuencia! Hace ya bastantes meses que sólo escribo de vinos que me muevan a ello. Menos cantidad y (intento), más calidad. Pero lo intento unir a algún plato que vaya de la mano del vino y vertebrarlo con algún texto más trabajado y alguna imagen que acompañe. Vaya, que cada post son unas cuantas semanas, repasarlo n veces, recomponer algunas frases, cambiar algunas cosas para vertebrar el hilo conductor y el ritmo. Bordeando la hernia 😉
Saludotes,
Jose
Ya decía yo que eso no puede salir así como así. Ahí hay curro…
Gracias por compartirlo.
Algunos posts más, otros menos; alguno sale prácticamente del tirón y otros llevan varias semanas. Peeeero, como decía mi abuela, sarna con gusto, no pica.
Saludos,
Jose