Cosas que no importan. Casi todas. Los mercados, las divisas, un parking que está lleno, un ascensor que no funciona… Casi nada.
Cosas que sí importan. El frío. Una café caminado. La lluvia. Tú.
Hacer y decir lo que no se debe. Huir de la comida prefabricada; comida que sólo lo es para los que no les gusta la verdad. Comida que a la comida es lo que la costumbre, las frases hechas, al querer sin amar.
Me gusta mirar al infinito y ver cómo se acerca; mirarte y ver cómo te acercas.
Untamos delicadamente, con foie-gras, unas pencas de acelga que hemos cocido apenas al dente. Así, una frente a otra, las envolveremos en sus hojas que sólo habremos escaldado. Las mantenemos calientes en el horno, mientras terminamos de reducir una salsa de cava. Sencillo rehogado de champiñones, cebolleta, mantequilla, cava y nata. Preparado que batimos, colamos y reducimos hasta que tengamos una salsa suave, fina y cremosa con la que acompañar nuestros canelones de acelga.
Sé que te suena raro, que arrugas la nariz, pero es un plato totalmente acogedor. Tan acogedor como el vino que hoy bebemos. Sigo siendo un mal salvaje y si es junto a ti no tengo reparos en que juntemos el verde con el tinto. Borgoña de Jean-Paul Brun. Vino que, como este plato, como tú, me hace sentir que todo está bien, que nada falta, que nada sobra, que queremos parar el reloj.
Cosas que importan. Este vino. Este plato. Tú.
Nota: Imagen proveniente del blog Café con Agua
Que buena pinta! habrá que probarlo, es una forma original de tomar verdura.
Me alegro de leerte.
besos
Las acelgas son muy agradecidas cuando se las trata con un poquillo más de delicadeza que en las largas cocciones o eternos rehogados. Este es un ejemplo.
Las pencas menos agraciadas podemos hacerlas como si fueran cardos, a la navarra. Igualmente las hojas menos favorecidas pueden ser unas ricas albóndigas, mientras que las hojas más grandes y pintonas pueden dar lustre en un sarmale.
Sotes.
Jose
Curiosa receta, Jose, de una verdura siempre relacionada con dietas y demás, bastante menospreciada 🙂
Me apunto ese borgoña.
Un saludo
Lamentablemente las pobres verduras siempre están asociadas a cosas insulsas, dietas adelgazantes y relacionando aburrimiento y comida de manera directa. Lo cierto es que son bastante versátiles y hay recetas, como esta, en las que están muy (pero muy) ricas. Pruébalo si tienes ocasión, verás como las pencas al dente son muy agradables de comer y las hojas escaldadas apenas 30 segundos (las grandes, las pequeñas incluso menos) son como una lechuga agradable con un ligero aroma especiado (pimienta negra).
Y ese pinot noir de Jean-Paul Brun, ¿qué mas puedo decir? Realmente delicioso y encantador.
Saludos,
Jose