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Archive for the ‘Château Bouscassé’ Category

Lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia, soberbia.

Todos, en mayor o menor medida soy pecador de los siete y si de alguno no lo soy seguro que estoy en camino. Y lo peor ¡sin arrepentimiento! Como siete pecados este mes han sido siete los vinos, a saber:

– Tierras de Albares 2006. DO Bierzo (5,08 EUR)
Otra muy buena mencía sin maquillaje. Fruta negra muy madura que está escondida detrás del notable toque vegetal y con un agarre en boca que le da una presencia rústica bastante interesante. Tiene personalidad. Estoy dándome cuenta de que estas mencías sin madera le van muy bien a la legumbre invernal. En el caso de hoy unas lentejas. Lo dicho, un mencía muy recomendable con muy buena RCP. Sigo en mi línea de mencías sin madera.

– Cuatro Pasos 2006. Martín Codax. DO Bierzo (6,04 EUR)
Mencía redondeada, como un toro afeitado. Tiene todos los componentes que esperas en un vino hecho con mencía. Frutos negros, toque vegetal y una ligera astringencia, todo ello embutido dentro de una esfera. No sé si merced a cómo se ha vinificado o bien debido al par de meses de madera; de esta última sólo se observa un ligero toque de café al descorchar la botella, de modo que bien por esta parte. En definitiva me ha resultado un vino agradable del que no me importaría beber más botellas.
Como he comentado en anteriores notas de cata parece que la mencía es un buen acompañante de la legumbre, en esta ocasión ha sido buena compañía para un cocido.

– Gaba do Xil Godello 2007. Compañía de Vinos de Telmo Rodriguez. DO Valdeorras (6,83 EUR)
Redondo, redondo. Para importar o exportar dando igual el sentido de la marcha de las cajas. Imposible que no te guste. Improbable que te enamore.

– Colet Blanc de Blancs Extra Brut Traditionnelle. Josep Colet. DO Penedes. (aprox 8 EUR)
Poco tiempo para hacer la comida, estrés, prisa. No hay descanso. No hay tiempo. Necesito un vino que me haga sentir bien, cómodo. Que me haga sentir en casa cuando beba el primer sorbo.
Mmm…. aunque la primera copa mostraba un carbónico más que vivaz desde ahí se ha mostrado tan cremoso como las ocasiones anteriores. Durante el tiempo que ha durado la cocina del marmitako me ha hecho sentir bien. Me acostumbré a decir Gemütlich.

– Heymann-Löwenstein Schieferterrassen 2006. Mosel-Saar-Ruwer (15 EUR)
Hoy no he comido más que un sandwich. Semana laboral larga y agotadora. Por favor, dejadme que tenga mi momento naif del viernes.
No voy a cocinar más que una tortilla francesa con atún de lata, sí, de ese que está de oferta en el supermercado más cercano. ¿Fashion? pues mira no, pero me temo hoy no doy para más. Una alimentará mi cuerpo, el otro alimentará mi alma.
Queso. Cerilla al encenderse. Lata de anchoas. Sólo unos segundos, despues… se llena la boca y te explota la riesling en en los sentidos. Miel, limón y la naranja del roscón. Riesling orondo con dos tallas de más… si no fuera porque se despereza en él un toque de sequedad que corta la línea que lo llevaba al dulzor y que le pone el debido corsé. Muy recomendable.

– Château Bouscassé 2004. AOC Madiran (10,6 EUR)
Conociendo el alto porcentaje de tannat (65% y el resto cabernets, según la página web de la propia bodega) que tiene este vino he considerado adecuado jarrearlo al menos una hora antes de probarlo. Durante el jarreo el vino muestra aromas de lo más amable a fresas maduras, aceitunas, algo de tocino. Esperaba encontrarlo así de amable en boca… ¡zas! Tremenda tanicidad que me deja totalmente noqueado. Algo tremendo. Me ha ganado. Fin del primer round. ¡Pa’bernos matao!
Veamos qué me encuentro al día siguiente. Toda esa tanicidad se ha ensamblado con el resto del vino y ahora le da un giro rústico de lo más atractivo, estando ligado a otros elementos de este vino, como son su firmeza y dureza. Es un vino realmente potente y lo digo en el buen sentido. Los que me conoceis sabeis de lo poco que me gustan los vinos que sacan pecho y son pura potencia a golpe de extracción y grado alcoholico, sin embargo este es… ¿cómo decirlo? Potencia esencial. Es como si este vino fuera así sin pretenderlo, como decía el escorpión: Está en su naturaleza. Esa rusticidad y potencia hace que pasen desapercibidas otras características, porque ahí de fondo tiene una acidez que también es reseñable.
¿Con qué tomarlo? He optado por un choque de trenes. A la potencia, más potencia. Se ha terminado de hacer buen amigo de un plato de manitas de ministro y a la cena unos níscalos cocinados en esa misma salsa.
Recomendable si buscas un vino sin atisbo de sutilidad. Vistas las credenciales con las que se presenta me pregunto como evolucionará. Me puedo equivocar, y es lo más probable, pero creo que tiene lo suficiente para crecer con el tiempo.

– Borsao Selección 2007 Blanco. DO Campo de Borja. (4.3 EUR)
Manzanas, manzanas y más manzanas. Un paso oleoso, con la acidez justa y un deje amargoso que completa el conjunto. Sencillísimo, pero solvente. Buena RCP.

Como veis este mes toca post corto. Lo breve, si breve, dos veces breve. Era así ¿verdad?
En cualquier caso no me voy sin dejaros una nueva entrega de «¿Alguien sabe cómo sobrevivimos a los ’80?». Os dejo un vídeo que no es la versión original, pero parece todo un epítome de aquellos tiempos.

Nota: La imagen corresponde a «Los Siete Pecados» de El Bosco.

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En ocasiones querría volver a ser un niño, a un tiempo en el que el mundo era inocente o en el que quizá los inocentes eramos nosotros. Era un mundo en el que era sencillo distinguir a los buenos de los malos. Los malos eran los indios y los buenos siempre los vaqueros.

Volver a ser un niño para poder tener de nuevo esas miles de primeras veces. La primera vez que vi el mar. Eran las primeras horas de la mañana tras una larga noche de viaje. El sol provocaba incontables reflejos en esa enorme e hipnótica masa azul. No era consciente en mi absoluta inocencia de la magnitud real de aquella inmensidad. Todavía hoy recuerdo las sensaciones de aquella primera vez que vi el mar.

Volver a ser un niño y volver a leer por primera vez esos libros que te acompañaban al merendar. Ser uno más de Los Hijos del Capitán Grant, explorar 20.000 legüas en un viaje submarino, ser un correo del Zar como Miguel Strogoff, tan caballero como Ivanhoe y tan perdido como Robinson Crusoe. Noches en las que el sueño te encuentra escuchando el atormentado y cadencioso paso del Capitán Achab en la cubierta, mientras todos soñamos con encontrar a esa maldita ballena blanca. Una lista casi infinita de primeros libros y primeras aventuras literarias. Libros que nunca se olvidan.

Volver a ser un niño también desde un punto de vista enológico. Esos primeros vinos que consiguieron despertar en ti el interés, que estimularon algún resorte oculto escondido en tu cerebro. Desde esa niñez enológica sólo queda crecer, evolucionar, madurar. ¿Hacia dónde? Eso nunca se sabe. Hay miles de caminos a explorar, miles y miles de vinos a probar. Miles de vinos a beber.
Ese camino que cada uno hace como puede, como todo en la vida. Al principio todo es nuevo. Blancos, tintos, rosados, espumosos, generosos, dulces… toda una panoplia de colores, sabores, olores, formas de vinificación, uvas distintas, paises… ¿Paises? Sí, paises. Antes de llegar a meterte más en este mundo los límites del mundo conocido son Rioja, Ribera del Duero, oyes rumores de Jerez, Francia sólo significa Burdeos y Champagne; y Portugal, que hace Oporto. Y ya está, no existe nada más en el mundo que esos pequeños esbozos. Caminas, lees, bebes, aprendes y el mundo se hace cada vez más y más grande. Más paises, más zonas, más productores. Maravillosamente inabarcable como el mar de mi infancia.

Cuando todo es nuevo, todo te entusiasma; como a un niño pequeño ¿no creeis? Los vinos jóvenes, los que tienen más crianza, algunos grandes reservas tradicionales se cruzan en tu camino y los miras extrañado porque no sabes ni como mirarlos. Probar y probar, beber y beber. Aprender. Aprehender.
Sigo probando todo lo nuevo que puedo, pero con una base más firme que hace que estas pruebas sean mucho más controladas que en un principio. Ya no son pruebas alocadas sin orden ni concierto, si no que son pruebas dirigidas al aprendizaje. Zonas poco exploradas y sobre las que deseas aprender un poquito más, productores a los que quieres tomar la medida, variedades de uva en determinadas vinificaciones. Y entre tanta bebienda, como en la lectura, siempre le haces un hueco a los clásicos. Siempre hay que intentar hacer un hueco a esos vinos que son para ti un valor seguro y para los que siempre encuentras un momento de atención.

Todo esto daba vueltas por mi cabeza cuando un comentario de Miriam actuó como catalizador de estas ideas. ¿Cómo ha evolucionado mi gusto en estos años? Quizá se ha hecho más amplio. Al menos eso quiero pensar. Disfruto igualmente de vinos jóvenes, de vinos con mayor crianza y de vinos en diversas formas de elaboración. Sí es cierto que he aprendido a valorar lo increiblemente complejos que son los vinos blancos. Suelo decir que algunos vinos tintos han conseguido gustarme mucho, pero sólo algún vino blanco me ha conseguido enamorar.
La clave del vino que me gusta está en que intento valorar subjetivamente un vino en lo que es, en su entorno y en lo que pretende. No le pido lo mismo a un vino joven que a uno que haya sido elaborado de otra forma. No le pido lo mismo a unas uvas que a otras, a unos elaboradores que a otros y a unas zonas que a otras.
Puede parecer pretencioso que me cite a mi mismo, pero la vara de medir que se puede utilizar para mi gusto sigue siendo el post con el que me presenté.

Quiero pensar que mi gusto por el vino era en su inicio un enorme pegote de arcilla, que la bebienda ha ido esculpiendo para dar forma a lo que es actualmente. Sin despreciar ningún tipo de elaboración, si no viendola en lo que es y lo que pretende ser. Habrá que seguir bebiendo para seguir formando el gusto.

Aun así, en ocasiones, sigo echando de menos volver a ser un niño.

Nota: Este post ha sido escrito con alguna copa de uno de los vinos más potentes que he podido beber. Potencia esencial y, raro, me ha gustado: Château Bouscassé 2004. Ya os comentaré mis impresiones respecto a este vino en el próximo resumen mensual.

Créditos: La fotografía procede del site de Wili Hybrid en Flickr

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