Je suis fou de tes lèvres…
Miran tus ojos a la Alameda. Ahora que cae el sol, que apenas queda ya un hilillo de día y que por todo sonido queda ese batiburrillo confuso de críos jugando y vencejos, que a estas horas gritan sin pausa antes de que definitivamente caiga la noche. Preámbulo todo del nocturno concierto de grillos.
Ahora, cuando apenas queda luz, miro yo la Alameda en los fanalillos siempre encendidos de tu mirada; siempre luz en el día y en la noche. Apuras resuelta el último sorbo, parando el tiempo en esta hora azul. Instante fugaz. Palabras siamesas. ¿Nos vamos? Nos vamos.
¿Cómo decirte que no, si me vuelves cuerdo? Abriremos ese vino que dices que tiene color de lápiz de labios, color de rouge a lèvre, para acompañar el cus-cus. En algún balcón suena un viejo tocadiscos, resuena el bordón marcando el ritmo de nuestros pasos. Así, tranquilamente, caminaremos de vuelta y mientras te cuento cómo haremos esto del cus-cus.
Lleva un poquillo de tiempo la receta, pero merece la pena. Dejamos en remojo los garbanzos durante la noche; ‘amojo’, que suena más entre tú y yo, para cocerlos con las verduras habituales y algún hueso, que les de un alguito más.
Cocinamos también el cordero, que deshuesaremos si procede una vez que esté a temperatura. Güardamos el caldo de la cocción del cordero, que nos vendrá bien para que el árido cus-cus tenga también otro poquito más de sabor y nos ayudará a la hora de unirnos con este. Mientras se carameliza un poco de cebolla, con su palito de canela y sus dos gotitas de miel, salteamos zanahoria y calabacín cortados en brunoise, que sí, que tienes razón, que es una forma muy pijilla de decir que lo cortamos menudito.
Cuando ya esté casi caramelizada la cebolla añadimos unos piñones tostados y nos ponemos con el cus-cus, que apenas tarda dos momentos en hacerse. Hacemos este con el caldo de la cocción que antes reservamos. Removemos bien para que el grano quede suelto, añadimos los garbanzos, la verdura salteada y por último el cordero troceado. Unimos todo y servimos con el toque de la cebolla caramelizada.
Un plato para que almorcemos de pie, sentados y mediopensionistas.
Como la piel. Tu piel. Lo bello y la piel son lo más hondo y profundo. Este vino es piel, es bello, es hondo y profundo, es tú. Lo sencillo es bello, sin darse cuenta; y sin darse cuenta lo sencillo es enemigo de lo simple. Eres piel y eres vino. Belleza sin más, belleza de cara lavada.
Cómo decir que no… si me vuelves cuerdo… Tes lèvres. Je suis fou de tes lèvres…
Nota: La fotografía de la calle Betis (Sevilla) al atardecer proviene del sitio Flickr de Solifugo
Tenía justo hoy en la mano una botella del Moulin-A-Vent de Brun, pero me he contenido y la he reservado para abrirla el fin de semana con Sara. A cambio he pillado un borgoña blanco genérico de Drouhin… que me ha salido corchado 😦 Menos mal que no era un Montrachet!
Nunca me he atrevido a hacer couscus.
Saludos
Olaf
No me canso de beber Beaujolais. Me parecen vinos de una belleza delineada, precisa y sencilla. Encantadores.
Con respecto al cus-cus no es dificil hacerlo, supongo que es cuestión de acostumbrarse; yo no lo estaba desde luego y me costó el arrancarme a hacerlo. Comencé por el mucho más sencillo tabulé, que es rotundamente refrescante en el verano y con un par de pruebas de cocción y demás, es fácil y resultoncillo.
Saludos,
Jose
Beaujolais??? Qué es eso??? ;)))))
Con ese nombre, solo puede ser alguna guarrerida, jejeje.
Ná, una tontuna… Las más de las veces es sólo un vino que sabe a vino… 😉
Saludos,
Jose
Ya hace que no hago yo un cous-cous. Algunas veces lo he hecho para acompañar a un curry, o con verduras. La receta completa con sus garbanzos y cordero no la he preparado nunca, pero se andará.
El toque de cebolla caramelizada es un añadido tuyo, Jose?
Saludos.
Tengo varias recetas de cus-cus, a cada cual más trabajosa. Al final la que me resulta más sencilla es una de Abraham García y suyo es ese toque de la cebolla caramelizada.
Saludos,
Jose
Hola Jose, hace algún tiempo cotilleando cositas de vinos llegué a vuestro blog, que me parece «muy interesante y el toque poético de tus recetas simpático y divertido» del que suelo tomar notas, me gusta esto de probar vinitos y como no!!! nuevas recetas, puramente aficcionada y con el único y humilde conocimiento que probar, me encanta el cus cus y queda genial añadir al tiempo de los piñones unas ciruelas pasas y orejones y con la verdura membrillo y boniato (más de otoño-invierno) en Marruecos ponen la cebolla caramelizada, es lo suyo. Probé las lentejas con boletus, ricassssss
Saludos,
Isabel
Bienvenida Isabel y gracias por los consejos acerca del cuscús.
Como le comentaba Smiorgan la receta que me resulta más sencilla es alguna comentada por Abraham García, en ella suelen aparecer también las uvas pasas, pero lo cierto es que el toque dulce de la cebolla caramelizada ya me parecía suficiente como para añadir también estas. Seguro que en algún momento probaré esto de añadirle otros frutos secos para ver cómo resulta el equilibrio del dulzor-acidez de los mismos junto a los demás elementos del plato.
Me alegro de que resultase bien eso de las lentejas con boletus. Un plato muy otoñal y acogedor.
Saludos,
Jose